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viernes, 1 de agosto de 2014

A vueltas con mi preferido...

Gustavo Adolfo Bécquer...   RIMA LXI

Al ver mis horas de fiebre 
e insomnio lentas pasar, 
a la orilla de mi lecho, 
        ¿quién se sentará?

Cuando la trémula mano 
tienda, próximo a expirar, 
buscando una mano amiga, 
        ¿quién la estrechará?

Cuando la muerte vidríe 
de mis ojos el cristal, 
mis párpados aún abiertos, 
        ¿quién los cerrará?

Cuando la campana suene 
(si suena en mi funeral) 
una oración, al oírla, 
        ¿quién murmurará?

Cuando mis pálidos restos 
oprima la tierra ya, 
sobre la olvidada fosa, 
        ¿quién vendrá a llorar?

¿Quién en fin, al otro día, 
cuando el sol vuelva a brillar, 
de que pasé por el mundo 
        quién se acordará?
    

2 comentarios:

  1. ¡Que versos tan bonitos!... Dejan al descubierto su zozobra por el momento de su despedida de la vida, y de qué pasará después.

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    Respuestas
    1. Bécquer murió joven y enfermizo, de ahí su preocupación por la muerte y, sobre todo, porque pensaba que no le iba a dar tiempo de popularizar su obra...
      Le faltaron ingresos suficientes para sus cuidados. Se conoce que no merecía cobrar ni la mitad de lo que cobra el más barato de los futbolistas profesionales de primera división...

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